#aHoraER | Los pacientes siguen creyendo en la investigación como forma de llegar a la solución del problema algún día
Fecha/Hora de publicación:
Autor: FEDER
Tipo de noticia: Tipo de noticiaInvestigación
Ámbito: Estatal
“Yo creo que el impacto de la investigación en enfermedades raras es enorme a largo plazo, pero, como pasa con casi toda la investigación en biología, por otra parte difícil de apreciar a corto plazo, en general” afirma César Cobaleda, investigador del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa e investigador principal del proyecto “Contribución de las alteraciones epigenéticas al Síndrome de Wolf-Hirschhorn”, beneficiario de la III Convocatoria de Ayudas a la Investigación de Fundación FEDER.
“Suelo citar una frase del científico inglés William Harvey, codescubridor junto con Miguel Servet de la circulación de la sangre, que dejó escrito que una de las mejores maneras para entender cómo funcionan los organismos es “el cuidadoso estudio de las enfermedades raras”, porque precisamente en esos “fallos” es donde se puede entender mejor cómo funciona el organismo” declara Cobaleda.
Y es que el fallo de un elemento en un sistema complejo es una manera muy ilustrativa de entender cómo funciona ese sistema en condiciones normales: dicho de una manera más tosca “para entender qué función hace una pieza, quítala y mira cuál es el problema que surge entonces”.
Las enfermedades raras forman parte de una investigación aplicada, pero, al mismo tiempo, en muchas ocasiones iluminan unos fundamentos biológicos muy básicos que nos ayudan a entender cómo funciona el organismo. Esto sin duda puede tener aplicaciones en el futuro, importantes no solamente para aquellos pacientes afectados por una enfermedad, sino para muchas otras personas en cuyas patologías esas mismas rutas moleculares también desempeñen un papel importante.
Contribución de las alteraciones epigenéticas al Síndrome de Wolf-Hirschhorn
El Síndrome de Wolf-Hirschhorn (SWH) se produce por una deleción (rotura con pérdida de material genético) en el cromosoma 4, en su brazo “p”, y por eso se conoce también como Síndrome 4p- (“4p menos”). En esta deleción se suelen perder varios genes, y su falta origina las complicaciones del síndrome.
En proyecto beneficiario de las ayudas de Fundación FEDER estudian cómo la falta de uno de los genes que están delecionados en el SWH (un gen llamado WHSC1) produce cambios anormales en la expresión génica, y estos cambios son los que tienen consecuencias patológicas.
En este proyecto se han generado modelos animales, modelos de ratones modificados genéticamente para que expresen formas alteradas de este gen, con el objetivo de intentar reproducir diferentes aspectos de la patología humana. “Estos modelos nos permiten, por un lado, comprobar si nuestras hipótesis acerca de cuáles son los genes que en humanos causan la enfermedad son correctas: efectivamente, si vemos que esos mismos genes son capaces de causar enfermedad en animales esto confirma nuestras sospechas. Por otro lado, así generamos modelos animales que, al reproducir la enfermedad humana, nos sirven para desarrollar posibles futuras terapias y, por supuesto, para entender mejor los mecanismos moleculares de la enfermedad” afirma César-
El síndrome está causado por una deleción que afecta a un número variable pero relativamente importante de genes. Por ello, una manera de estudiarlo, aparte de analizar las muestras de los pacientes, consiste también en intentar entender cómo, cada uno de estos genes por separado, tiene diferentes efectos que luego, obviamente, cuando faltan varios genes a la vez, se ven incrementados. El conocimiento de los mecanismos moleculares de acción de cada uno de estos genes se va incrementando año tras año, lo cual nos permite entender mejor la enfermedad.
Por otro lado, un cambio importante en los últimos años está siendo que los nuevos sistemas de secuenciación masiva y diagnóstico genético son cada vez más precisos, lo que está permitiendo diagnosticar pacientes con alteraciones genéticas más pequeñas, que antes no eran detectables, y que afectan a menos genes, o que afectan sólo a alguno de ellos de manera puntual. Esto está cambiando la forma en la que se entiende la enfermedad y también los criterios genéticos de definición de la misma, de tal forma que surgen nuevas nomenclaturas para variantes de la enfermedad que, según algunos, se encuentran integradas todavía dentro del SWH y se trataría simplemente de formas más leves del mismo, pero, según otros, tendrían que ser consideradas como nuevas entidades diferentes.
Hay pocos especialistas trabajando en cada enfermedad concreta.
César Cobaleda indica que “los investigadores en enfermedades raras nos enfrentamos a los mismos problemas a los que se enfrentan los investigadores que trabajan en otros campos: escasa financiación, convocatorias impredecibles y erráticas, carrera precaria para los más jóvenes, exceso de burocracia inútil… y a algunos problemas que son, digamos, más específicos de las enfermedades raras”.
Lo que define a las enfermedades raras es que su incidencia está por debajo de uno de cada 2000 habitantes. Por lo demás, son todas ellas muy diferentes entre sí, y afectan a diferentes órganos, tejidos, de diferentes maneras. Por ello, claramente, una de las dificultades más importantes está en el acceso a los pacientes, por su reducido número. Además, hay pocos especialistas trabajando en cada enfermedad concreta, en contraposición con otras enfermedades de gran incidencia como cáncer o diabetes, con lo cual la masa crítica de investigadores para cada enfermedad es pequeña.
Hoy en día, gracias a las redes sociales, las asociaciones de pacientes agrupan a la mayor parte de los afectados y esto facilita el acceso a los mismos; aun así, en muchas ocasiones son muy pocos los pacientes y, en general, es difícil hacer estudios con un número suficientemente elevado de ellos como para poder extraer conclusiones significativas que sí es posible obtener cuando se trabaja con un número elevado de casos en otras enfermedades. Por ello, es muy necesario e importante el disponer de modelos animales que sean capaces de reproducir la enfermedad humana y que los investigadores puedan utilizar en el número que sea necesario para obtener conclusiones significativas.
El impacto de este estudio
El estudio a cuya financiación contribuyó FEDER en el año 2017 se encuadraba dentro de un proyecto que implicaba un gran gasto de animalario, y esta ayuda contribuyó fundamentalmente a la manutención de los modelos animales. Los gastos de animalario, que se necesita para mantener a los animales modificados genéticamente en condiciones controladas y aisladas de patógenos específicos, hacen que la experimentación animal implique unos costes muy elevados, y la ayuda de FEDER contribuyó a hacer frente a estos gastos, lo cual nos facilitó llevar a cabo los experimentos con estos modelos animales
“Para nosotros es una gran ayuda poder contar con el apoyo económico y moral de la Fundación Síndrome de Wolf-Hirschhorn o 4p-, que siempre nos ha apoyado y siempre ha considerado que nuestro trabajo es importante. Nosotros les estamos muy agradecidos desde muchos puntos de vista. Por un lado, obviamente por la ayuda económica que nos prestan, pero por otro lado también muy importante, por el hecho de que realmente creen en nosotros, y en la importancia de lo que intentamos hacer. Aunque son conscientes de que los beneficios que se puedan derivar de la investigación son muy a largo plazo, muy lentos, y que a lo mejor benefician a otros pacientes en el futuro y no a los que hoy en día sufren la patología, ellos siguen creyendo en la investigación como forma de llegar a la solución del problema algún día. Como investigadores, sentir que los afectados valoran lo que hacemos, pues la verdad es que nos anima mucho y nos da fuerzas para seguir” afirma César
Al respecto a los jóvenes investigadores, Cobaleda indica que la situación y el panorama de la investigación en España son muy descorazonadores y, de hecho, cada día cuesta más encontrar a estudiantes que terminen la carrera y que quieran dedicarse a la investigación. La mayor parte quieren irse a alguna empresa pero pocos quieren dedicarse a la investigación, porque ven que profesionalmente hay pocas salidas. “Realmente es difícil animar a los jóvenes investigadores hoy en día, creo que el único estímulo es la vocación de hacer algo que te gusta y, al mismo tiempo, sentir que lo que haces pueda tener alguna utilidad. En enfermedades raras queda muchísimo por investigar y, además, aparte de la utilidad clínica que la investigación pueda llegar a tener, plantean cuestiones de gran interés biológico y su estudio permite descubrir mecanismos fundamentales sobre la biología de nuestro organismo, que son fascinantes para cualquiera que sienta interés por la investigación” afirma.
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