"Pasé de ser una persona independiente a depender completamente de quienes me rodeaban", recuerda José Francisco
José Francisco
Patología
Hola, soy José Francisco. Hace más de 18 años, cuando tenía apenas 22, me diagnosticaron el Síndrome de Guillain Barré, una enfermedad que cambió mi vida por completo. Pasé de ser una persona independiente a depender completamente de quienes me rodeaban. Fue una etapa muy difícil, llena de miedo y desafíos, pero decidí no rendirme y luchar hasta recuperar mi vida.
Volví a nacer y dos años después, logré cumplir un sueño: salir de costalero en mi Hermandad, algo que pensé que nunca podría hacer. Sin embargo, este año, cuando tenía casi 40 años, la enfermedad volvió a golpearme días antes de Semana Santa. Aunque no fue tan severa como la primera vez, los efectos mentales fueron mucho peores. Sentía una angustia y fragilidad interminables, me sentía incomprendido y vulnerable al ver cómo mis capacidades mermaban.
Al principio, descartaron que fuera la enfermedad nuevamente, mencionaron "crisis de ansiedad" o "depresión nerviosa". Pero yo conocía mi cuerpo y estaba convencido de que era el síndrome otra vez. Finalmente, las pruebas confirmaron mis sospechas. Sin embargo, en vez de desesperarme, decidí levantarme de nuevo, apoyándome en mi mujer y mis dos hijos. Ellos han sido mis pilares en esta lucha.
Durante dos meses, he estado sometiéndome a fisioterapia y tratamiento médico, y cada día me siento más fuerte. Sé que el próximo año volveré a estar bajo el paso. Con este testimonio, quiero animar a aquellos que, como yo, padecen alguna enfermedad rara. Superar una situación así es complicado, pero debemos recordar la importancia de nuestra actitud, esfuerzo y ganas de vivir.
Nunca debemos rendirnos. La vida nos presenta desafíos, pero con determinación y apoyo, podemos superarlos. Quiero dar fuerzas a todos aquellos que las necesiten y demostrar que, con valentía y perseverancia, se pueden vencer las dificultades. Si he logrado inspirar a alguien con mi historia, me sentiré satisfecho. La vida es una batalla constante, pero siempre debemos luchar con esperanza y amor por la vida. ¡Nunca perdamos la fe en nosotros mismos!
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