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Federación española de enfermedades raras

Problemas escolares

Problemas escolares

Terrible la experencia que sufrí con mi hijo en el entorno escolar. Tenía él 5 años y padecía una enfermedad rara que le impedía acudir a menudo a clase ( con los problemas de integración que conlleva). Físicamente era más débil que los demás y cualquier contusión o pequeño golpe suponía un riesgo para su salud.
Los problemas empezaron cuando otro niño de su misma clase empezó a acosarlo agrediéndole física y moralmente. Le llegó a decir que se iba a morir porque estaba enfermo. Además manipulaba a otros niños para que a su vez incordiaran a mi hijo.
Tuvimos entrevista con la profesora, la sicóloga y la jefa de estudios quienes indicaron desconocer esas actuaciones con el argumento de que los niños pequeños no pueden ser acosadores.
Un día el niño, acosador o como queramos llamarlo, organizó en el recreo una agresión en grupo contra mi hijo al que recogimos dolorido, tembloroso y lleno de marcas. Tuvimos el fallo de no ir directamente al juzgado y confiar en las autoridades educativas.
En un primer momento negaron que tal cosa hubiera ocurrido. Posteriormente, al acumular pruebas y hacer que preguntasen a otros niños se descubrió la verdad.Curiosamente, la actitud de los educadores fue de autoprotección: no podemos vigilar, un accidente puede ocurrir en cualquier momento, no tenemos ninguna responsabilidad etc.
En ningún momento se pararon a pensar que lo que nos estábamos jugando era la salud de un niño al que, aprovechándose de su debilidad habían agredido varios niños sin que ningún adulto se hubiera dado cuenta. Ni una disculpa, ni un propósito de prestar más atención en el futuro para que no volviera a pasar. Sólo la excusa infantil de soy inocente y no puedo hacer más.En los días posteriores mi hijo tuvo una recaida de su enfermedad a causa  de dicha agresión. En esos días se organizó una excursión a realizar unos días después, pero por la ausencia a clase de mi hijo no pudimos enterarnos ni se nos avisó para que lo pudiéramos apuntar.
Me enteré por otros padres, y, como mi hijo ya se encontraba mejor y se había reincorporó al colegio solicité la hoja de autorización para que dos días después el niño fuera con su clase a la excursión. La respuesta que obtuve es que las plazas ya estaban completas y que mi hijo, por supuesto podría ir al colegio ese día, ¡pero tendría que quedarse en la clase de 1º de primaria, (el iba a 2º de infantil!).
Exacto, bastante discriminatorio: el agredido castigado sin excursión y además ve como sus agresores se van tan contentos. Ni una solución nos dieron a pesar de saber que él no había llevado el papelito de la excursión el mismo día que el resto de la clase por estar enfermo por culpa de la agresión.Existen muchas más anécdotas que reflejan la ausencia de interés por el niño y por su integración. Recuerdo que habíamos convenido con el colegio que el niño iría sólo por las mañanas a clase, debido al cansancio que suponía para él acudir todo el día.
Pues bien, en una reunión la profesora indicó que a partir de entonces las celebraciones de los cumpleaños serían siempre por la tarde. Ante mi observación de que entonces mi hijo se perdería todas las fiestas (en las que participaba haciendo el regalo colectivo de la clase) lo que oí fue que no se podía trastocar la programación por unas circunstancias particulares y que mi hijo no era el centro del universo. Eso por no hablar de la nula colaboración con la tutora, que nunca me informó de que canción cantaban, que  fichas trabajaban: cada vez que el niño se incorporaba a la clase después de una recaida era como un extraño en la clase.De poca ayuda sirvió acudir a instancias superiores contando nuestro caso. Recuerdo que enviaron una inspectora que lo más suave que llegó a decir fue que si tan mal estaba nuestro hijo por qué no lo sacábamos de allí.
La inspectora llegó a recriminarnos el hecho de que hubiéramos hecho nuestro relato por escrito y con entrada por registro en inspección de educación, cuando lo suyo era haber hablado directamente con ella (!) ¿Qué ocurre?. ¿Acaso no les gusta que quede constancia de lo hecho mal?.En resumen, ayuda cero, excusas todas, comprensión cero y asunción de responsabilidades cero.Pensando en la salud de nuestro hijo y viendo que el sistema había fracasado completamente en defender al débil no hubo otra salida que seguir el consejo de la ínclita inspectora y sacar voluntariamente al niño de ese colegio.Conclusiones, en este caso concreto, de la actuación de las autoridades educativas ante un caso de niño enfermo con problemas en el colegio:-Incomprensión, insensibilidad-Corporativismo: El objetivo fundamental es salvar al compañero o al colegio antes que atender a un niño con problemas.-Ausencia de protocolo o no aplicación del mismo para tratar niños enfermos.

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