Cargando...

Federación española de enfermedades raras

#aHoraER | Compartiendo esperanza: en busca de respuestas

Cartel: fotografía de Luisa María Botella y fotografía de Jordi Tamarit junto a su equipo

#aHoraER | Compartiendo esperanza: en busca de respuestas

Fecha/Hora de publicación:

Autor: Fundación FEDER

Tipo de noticia: Tipo de noticiaInvestigación

Ámbito: Estatal

En el mundo de la investigación médica, las enfermedades raras, aquellas que afectan a menos de 5 de cada 10.000 personas, suelen quedar relegadas a un segundo plano en comparación con otras más comunes. En España, se estima que más de 3 millones de personas conviven con enfermedades raras, y aunque este número puede parecer pequeño en el contexto global, la verdad es que cada paciente y sus familias enfrentan desafíos únicos. 

En los últimos años, y gracias al arduo trabajo de los investigadores y científicos, sumado a la fuerza de las organizaciones de pacientes, estamos viendo avances prometedores en el diagnóstico y tratamiento de estas patologías. La esperanza de la investigación en este campo radica en los equipos investigadores comprometidos, quienes a menudo ingresan a este campo por razones casuales, pero son impulsados por una profunda motivación que los mantiene completamente implicados. Sin ir más lejos, Jordi Tamarit, investigador ligado a la Ataxia de Friedreich y profesor de la Universidad de Lleida, reconoce que “nuestro punto de partida no era la ataxia de Friedreich, sino un proceso bioquímico básico que entra en contacto directamente con esa patología. Lo que sí es cierto que una vez empiezas a trabajar con esa patología, entras en contacto con asociaciones de pacientes y empiezas a implicarte más y poco a poco acabas centrándote en esa enfermedad”.

Por su parte, Luisa María Botella Cubells, bióloga molecular y líder del grupo de investigación en Enfermedades Raras del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas, en Madrid, comenzó a ver cómo se le iban despertando ciertas inquietudes mientras investigaba la regulación genética de un gen que daba lugar a una enfermedad rara, la telangiectasia hemorrágica hereditaria (HHT).“Me pregunté que dónde estaban los pacientes en España, qué médicos, especializados, si los había, los atendían, quién hacía el diagnóstico genético, y cómo era el tratamiento. Me di cuenta, en el año 2001, que entonces estos pacientes estaban sin diagnosticar. Que alguno con más recursos o suerte, había sido diagnosticado fuera de España, y que muchos morían sin saber que su muerte había sido causada por la enfermedad”, explica. 

Primeros proyectos beneficiarios de la Convocatoria de Ayudas a la Investigación de Fundación FEDER

Ambos investigadores, junto a sus equipos, fueron beneficiarios de la primera convocatoria de ayudas a la investigación impulsada desde Fundación FEDER en 2015. De la mano del tejido asociativo de la organización, presentaron proyectos innovadores. Mientras que Botella presentaba  como propuesta el “Estudio del dobesilato como nueva estrategia terapéutica antioangiogénica para la Telangiectasia Hemorrágica Hereditaria”, respaldada por la Asociación Telangiectasia Hereditaria Hemorrágica (HHT); Tamarit, junto a la Federación de Ataxias de España (FEDAES) consistía en un “Ensayo de nuevas estrategias terapéuticas en modelos celulares de ataxia de Friedreich”.

“Gracias a la ayuda para el proyecto concedida por la Fundación FEDER, pudimos cumplir con nuestros objetivos”, traslada Botella. Desde 2010 su equipo trabajaba sobre búsqueda de terapias para la telangiectasia hemorrágica hereditaria, usando fármacos existentes en el mercado, pero que estaban indicados para otras finalidades terapéuticas. “Es lo que se conoce como reposicionamiento terapéutico”, explica la investigadora. “Habíamos obtenido dos designaciones huérfanas por parte de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) para dos fármacos cuyo modo de acción era la estimulación de la expresión de los genes que estaban alterados en las personas que conviven con patología”.

La HHT es una enfermedad caracterizada por la aparición de estructuras vasculares anómalas denominadas telangiectasias, si son de pequeño tamaño o malformaciones arteriovenosas (si son complejas o de mayor tamaño. Estas anomalías pueden desarrollarse en cualquier órgano y son responsables de la morbimortalidad asociada a esta enfermedad. La nueva estrategia del uso del fármaco a investigar se basaba en disminuir la excesiva vascularización anormal que tienen los pacientes de esta enfermedad en la mucosa nasal y que provoca sangrados anormales. “Esta estrategia se llama antiangiogénesis porque inhibe la formación de nuevos vasos, en zonas de heridas vasculares, como ocurre en la mucosa nasal, tras cada sangrado”, puntualiza la investigadora.

“Antes de llegar a probar en pacientes, teníamos que demostrar con células en el laboratorio, que este medicamento, realmente era capaz de actuar funcionalmente como antiangiogénico en las células vasculares de los pacientes de HHT cultivadas in vitro; que no producía ningún efecto tóxico en las células y, además, demostrar que el mecanismo molecular era inhibiendo la ruta de señalización celular que lleva a la angiogénesis”, indica Botella, haciendo alusión a la finalidad del proyecto, que no era otra que encontrar un tratamiento efectivo para los pacientes que conviven con esta enfermedad.

De la misma manera nacía el proyecto de Tamarit. “Nosotros habíamos desarrollado modelos celulares de laboratorio en los cuales habíamos podido trabajar, y nuestro objetivo, por el que solicitamos el apoyo a Fundación FEDER, era utilizar estos modelos para probar fármacos y comprobar si había algún fármaco que podía revertir la causa de la ataxia de Friedreich, una enfermedad hereditaria que daña el sistema nervioso”, relata el investigador. 

Uno de los principales retos: el apoyo a los proyectos

Ambos investigadores coinciden en que el principal obstáculo que enfrentan en su labor es la falta de financiación. Si bien en España se ha avanzado en la creación de redes de investigación y en la promoción de proyectos colaborativos, todavía estamos lejos de alcanzar el nivel de inversión que se necesita para desarrollar tratamientos efectivos. 

Sin ir más lejos “se necesita el apoyo de una farmacéutica que esté dispuesta a cooperar para realizar ensayos clínicos más grande solicitados por la EMA que son necesarios para que los productos salgan al mercado”, explica Botella. “Estuvimos llamando a muchas puertas, en España y en Europa, y no encontramos a nadie dispuesto a colaborar”, señala la investigadora. Tamarit, en este sentido, señala un reto adicional: el reducido número de pacientes. “Cuando se quieren hacer estudios o ensayos, el número de pacientes es bajo, lo que impacta a su vez en la financiación porque hay menos empresas interesadas en desarrollar esas investigaciones y esos fármacos”, comenta.

“En nuestro caso no tenemos problema en acceso a pacientes y datos porque desde el inicio de nuestra investigación en enfermedades raras, siempre hemos trabajado con médicos y con los pacientes a través de asociaciones”, puntualiza Botella, quien al igual que el equipo de Tamarit, mantiene una estrecha vinculación con el tejido asociativo de enfermedades raras. El apoyo de las organizaciones de pacientes es muchas veces fundamental e imprescindible para impulsar la investigación. “Siempre una parte importante de la financiación viene de las aportaciones de las asociaciones de pacientes. Todas las aportaciones son bienvenidas. Por cada euro que invierte la asociación en un equipo de investigación, el equipo es capaz de aumentar esa financiación a través de convocatorias públicas, es un efecto multiplicador”, recalca el investigador catalán.

Superación y compromiso: unidos por la esperanza

Son muchas las dificultades pero el compromiso de estos equipos apasionados les impulsa a superar obstáculos y desafíos, y les permite perseverar incluso en las circunstancias más difíciles. Son verdaderos agentes de cambio que, a través de su dedicación y trabajo arduo, logran avances significativos y contribuyen al progreso de la sociedad en diversos campos. La pasión y la motivación que les impulsan son la fuerza motriz que nos llena de esperanza y nos asegura un futuro lleno de descubrimientos y avances científicos.

“Cuando uno entra en el campo de las enfermedades raras, uno se da cuenta de lo importante que es investigar”, apunta Tamarit. “Yo también soy profesor de la universidad, y siempre invito a mis alumnos a conocer las enfermedades genéticas poco frecuentes que existen y les animo firmemente a investigar en enfermedades raras porque detrás de cada una hay unos pacientes que necesitan respuestas de distinto tipo. Es complicado llegar a una cura, pero el mero hecho de que se empiece a investigar es importante. Las aportaciones, las contribuciones que se pueden hacer al avance de la investigación, que un investigador puede realizar son mucho más significativas que en otras enfermedades más prevalentes en las que hay más equipos y se llevan investigando mucho tiempo”.

En el mismo sentido se encuentra Botella: “Lo primero es conocer a los pacientes. La vocación viene de tener contacto con ellos. Es difícil sentir pasión por investigar una enfermedad rara, sin estar en contacto con los pacientes, escucharlos y oír sus necesidades. La investigación en enfermedades raras tiene que tener como centro, el servicio al paciente. Y no al revés. Por eso la investigación se tiene que hacer por y para los pacientes. Hay que tener vocación, pasión y entrega”.

A pesar de estas dificultades, María Luisa Botella Cubells y Jordi Tamarit a día de hoy siguen adelante con su trabajo, convencidos de que el estudio de las enfermedades raras puede aportar conocimientos valiosos en la comprensión de procesos biológicos y en el desarrollo de terapias para otras enfermedades. Cada pequeño paso, cada avance que se logra en investigación en enfermedades raras tiene un impacto directo en la calidad de vida de las familias.

Compartir en:

Noticias relacionadas